2013 tendrá 7 fines de semana largos

Según el cronograma difundido por el Ministerio del Interior, 2013 tendrá 17 feriados y 7 fines de semana largos, con lo cual los argentinos no trabajarán uno de cada tres días si se suman los asuetos provinciales. Nuestro país es uno de los que más feriados añadió en los últimos años. Brasil cuenta con 9 feriados nacionales anuales, y Uruguay 12 días.

A simple vista, esto beneficia al turismo interno y a los empleados regulares, pero también complica a otras actividades, como los comercios de los grandes centros urbanos y también a la producción industrial por la reprogramación de días y gastos extra. La tendencia argentina de agregar feriados, además, va a contramano respecto de numerosos países que no han parado de reducir los días no laborables para poder afrontar las crisis en las que se encuentran sumidos. Y la Argentina, no es indemne a estos coletazos.

Desde ya que es importante favorecer a la industria del turismo, pero no debería hacérselo en desmedro de otras actividades productivas. A ello se suma una menor cantidad de días de clase, cuando paradójicamente en los últimos años está costando garantizar un mínimo anual de jornadas de concurrencia a los colegios. Desde 2003, de acuerdo con la ley 25.864, se deben impartir 180 días de clase como mínimo. Es decir, no es el máximo, tampoco el óptimo. No obstante, es larga la lista de provincias que no han podido cumplir con la ley durante estos años.

En otros países, como en Japón, el año escolar es de 243 días; en Holanda, de 200, igual que en Tailandia. En América latina, Brasil y México tienen 200 días de clase. Aquí, del 100% del año laborable, en 2013 un 36% estará destinado al ocio. El total de días de descanso, teniendo en cuenta también los fines de semana ordinarios, asciende a 119 días en todo el año. Si a esos días no laborables se les suman, en promedio, diez días hábiles de vacaciones por trabajador, la cifra llega a unos 129.

Sería realmente grave que se terminen por aceptar las prácticas demagógicas de otorgar feriados por el solo hecho de recoger una buena impresión en la opinión pública, sin reparar en los efectos adversos de esas medidas y en que no contribuyen a reafirmar la cultura del trabajo, el apego al esfuerzo y al crecimiento, especialmente en épocas complejas como la que nos toca vivir.